Ser humilde ante la vastedad del inconsciente y en esta pequeñez encontrarnos
con Lo Más Grande donde ya no hay dualidad y todo está re-conciliado. Li
Mientras escuchas puedes llevar la lectura en el texto.
Es urgente trascender la mirada polarizada que fragmenta nuestra comprensión de lo humano. En lugar de dividirnos en categorías simplistas de buenos y malos, víctimas y perpetradores, es hora de adoptar una perspectiva integradora. Esta mirada nos permite apreciar la complejidad inherente a la experiencia humana. Estamos llamados y llamadas a abrirnos a la diversidad de perspectivas y experiencias, reconociendo la interconexión y la riqueza de la condición humana en toda su complejidad, tal como es.
Ni el silencio ni el juicio nos ayudarán a integrar y a transformar las prácticas de abuso en nuestros sistemas familiares y en nuestra sociedad.
La mirada del juicio que nos divide entre buenos y malos, entre víctimas y perpetradores, no nos llevará hacia la comprensión, que, como humanidad, necesitamos para superar las dinámicas internas y externas, individuales y colectivas, de la energía sexual excluida. Esta energía, convertida en tabú y secreto, se manifiesta repetidamente como abuso o como sumisión en los guiones que todos y todas representamos en diversos escenarios de interacción. El silencio tampoco nos ayudará, pues nos impide humanizar una energía que requiere ser vista, reconocida, nombrada e incluida.
Incluso muchas veces recurrimos al humor, a veces de manera inconsciente, como un mecanismo para evadir la incomodidad que surge al experimentar estas realidades dolorosas. Los chistes pueden ofrecer un alivio momentáneo, pero no resuelven los problemas subyacentes ni promueven un entendimiento más profundo de las complejidades humanas. Por eso, es esencial reconocer que la risa no siempre es la respuesta más asertiva a estas situaciones y el chiste, utilizado en este contexto, es parte de nuestra inmadurez espiritual; en cambio, es necesario aprender a ver estas realidades incómodas con empatía y comprensión, buscando soluciones que nos promuevan el cambio y la evolución a través de la reconciliación.
Será la mirada compasiva la que nos permitirá alcanzar la palabra que humaniza, integra e incluye, desde el amor transformador con los ojos abiertos, una realidad que se nos presenta una y otra vez en innumerables historias. Este llamado desde lo profundo de nuestro inconsciente se manifiesta a través de múltiples situaciones y personajes en la vida en pareja, en la familia, en las instituciones, en la sociedad y en todo el planeta. Todos estos personajes representan la dinámica interna y externa de la energía sexual masculina y femenina para cada uno, cada una de nosotras.
Y es por ello que hoy, cuando observo las noticias sobre múltiples formas de abuso, reconozco la invitación que la Maestra Vida-Muerte-Vida nos hace, por absurdo que parezca para las mentes polarizadas, en exceso de racionalidad o exceso de emocionalidad, estas escenas nos están llamado a mirarlas con Gratitud, pues son la estrategia que nuestro inconsciente individual, familiar y colectivo tiene para mostrarnos que, como es afuera es adentro y que es adentro donde inicia el poder de la transformación de estas dinámicas donde la responsabilidad o sea, el responder con habilidad, será lo que nos permita hacernos cargo de lo que nos corresponde en cada una de nuestras relaciones y sólo desde allí, con una mirada compasiva, podremos aprender a ponerle límite amoroso a la energía masculina exacerbada que pasa el límite abusivamente irrespetando el pálpito de la vida, tanto en hombres como en mujeres.
Así mismo estamos llamad@s a sanar nuestra energía femenina herida, en hombres y mujeres, una energía que está dispuesta también a hacer daño desde el dolor, el resentimiento y la manipulación. Sanarla implica entrenarla para que desde la compasión aprenda a poner límites claros y no entrar más en estos juegos que nos hacen daño y nos desequilibran en nuestro mundo interno y en nuestras relaciones humanas.
El trabajo siempre iniciará adentro, en cada un@ de nosotr@s y como consecuencia, luego se reflejará en lo que llamamos afuera: pareja, familia, instituciones, sociedad… colectivo… el Planta Tierra.
En gratitud con todos seres que re-presentan la dinámica de la energía sexual excluida, que representan las dinámicas de la energía masculina exacerbada y llevada al extremo del abuso sobre sí misma y sobre otros y otras, con el fin de avanzar, penetrar, actuar… trabajar, trabajar, trabajar, pero también, una energía llena de miedo de expresar su fragilidad y muchas veces su impotencia para responder a estos mandatos sociales que le han impuesto; también con gratitud con la energía femenina herida, penetrada hasta el cansancio, abusada y llena de resentimientos y silencios obligados, para mostrarse también fuerte ante el dolor de sostener los mandatos que le fueron impuestos y asignados.
Ante esta realidad hoy me reconozco humana y pequeña, demasiado humana para atreverme a juzgar a los seres que, por sus propias historias ancestrales, como yo, no han sabido que hacer con estas energías cuando les toman desde el mundo inconsciente para mostrarse en este mundo que llamamos consciencia.
Hoy me reconozco como una humana que también ha sido atravesada por estas fuerzas del inconsciente en múltiples formas y situaciones, me reconozco humana y por ello, en capacidad de pedir a Lo Más Grande que me permita salir de la lógica que nos divide y reclamar mi sagrado derecho de VER CON LOS OJOS ABIERTOS, SIN NEGAR, SIN EVADIR, SIN SILENCIARME, SIN JUZGAR una realidad energética que estamos llamados y llamadas a transformar desde el amor compasivo, que asintiendo a lo que es como es, asume su pequeño-gran propósito, alcanzar la propia Maestría en el camino de la sexualidad consciente, reconociendo en Ella el poder de CREAR Y DESTRUIR, de enaltecerse o degradarse, de involucionar o evolucionar y en medio de cada aparente dualidad que yo aquí he nombrado, realmente está EL GRAN REGALO QUE COMO HUMANOS HEMOS RECIBIDO, lo que llamamos ALBEDRÍO. La práctica de la libertad que nos invita a asumir las consecuencias de cada una de nuestras decisiones en cada una de nuestras relaciones.
Gracias, por permitirme ver afuera lo que adentro estoy llamada a transformar y te invito a ti que estás leyendo este texto o escuchando el audio a que mires hacia adentro y rastrees en ti cuándo estas dinámicas te atraviesan y terminas en piloto automático jugando a ser víctima o perpetrador/a, pues sólo desde allí podremos, de a poco, ir transformando esa dinámica en una danza de consciencia y compasión.
En amor, servicio y aprendizaje.
Li
Ni el silencio ni el juicio nos ayuda a trascender hay que hablar darle un lugar con amor comprensión hacernos cargo de lo que nos corresponde el trabajo está en nosotros mismos y en el afuera y en el mundo colectivo se verá reflejado😘